El Pueblo

Fuentes de Béjar cuenta con una población de 233 habitantes, es un pueblo y municipio español situado en la provincia de Salamanca, en la comunidad autónoma de Castilla y León.

Etimología

El nombre del municipio hace referencia a la presencia de numerosos manantiales, fuentes y arroyos en su territorio, algunos de los cuales dieron origen al río Sangusín.

Entre estas fuentes destacan la fuente Cebrián, mencionada en documentos de los siglos XVII y XVIII; la fuente de Mari Muñoz, asociada a la repoblación medieval de los siglos XII-XIII; la fuente de Olalla, también conocida como fuente Eulalia; la fuente de la Parola, cuyo origen etimológico es desconocido; y la fuente de Rodrigo y la fuente de Don Juan, entre otras. Además de estas fuentes principales, existen numerosas fuentes de menor importancia distribuidas por todo el término municipal. Además del río Sangusín, que en algunos puntos adquiere características de río, hay otros arroyos de menor caudal como el Arrolaví, Cubillo, Tejero, los Yelgos, entre otros, así como varios regajos como el de las Barrileras, el Regajo Martín o el Regajo Moreno.

 

También se encuentra una pequeña laguna conocida como «La Laguna», que complementa la diversidad de corrientes de agua, charcos y humedales que enriquecen hidrológicamente la zona.

Geografía

A 57 kilómetros de Salamanca y enclavado en la comarca de Sierra de Béjar, Fuentes de Béjar se encuentra atravesada por la Autovía Ruta de la Plata (A-66) y la carretera nacional N-630, entre los puntos kilométricos 364 y 395, así como por carreteras locales que conectan con Puebla de San Medel, Ledrada y La Cabeza de Béjar.

 

El relieve del municipio es predominantemente montañoso, con cerros, montes y un valle esculpido por el arroyo de Sangusín, que tiene su origen en la zona elevada del noroeste. Las altitudes oscilan entre los 1070 metros al noroeste, en la ladera de Peña Gorda, y los 830 metros en las proximidades del arroyo de Sangusín. La localidad se encuentra a una altitud de 911 metros sobre el nivel del mar.

Historia

Desde la prehistoria, el hombre habitó diversas áreas del actual municipio. Los vestigios más antiguos datan del Neolítico, alrededor del IV milenio a.C. Estos incluyen hachas de piedra pulimentadas y otros materiales encontrados cerca del río Sangusín, aunque se hallan de manera aislada, fuera de cualquier contexto arqueológico. Por otro lado, algunos restos de la Edad de los Metales están asociados a asentamientos humanos, algunos al norte y otros al suroeste del pueblo. También se han encontrado insculturas o grabados rupestres similares a los hallados en Cristóbal de la Sierra y Valverde de Valdelacasa.

La Edad del Hierro, última etapa de la Edad de los Metales, está representada por la presencia de castros en el término y sus alrededores, probablemente utilizados hasta la época de la conquista romana. Es probable que los romanos hayan empleado estos castros como puntos de vigilancia debido a la cercanía de la calzada de la Plata y una calzada secundaria que atraviesa el sector septentrional del término. Esta última sería utilizada siglos después para delimitar el territorio de Béjar.Los romanos trazaron una ruta que partía de la calzada de Béjar y atravesaba los territorios de Sanchotello y Fuentes de Béjar en dirección a Medina del Campo. Aprovecharon también los castros cercanos al río Sangusín y posiblemente erigieron un templo en las cercanías del pueblo de Fuentes, específicamente en el lugar donde ahora se encuentra la ermita de San Blas. Esto se deduce por ciertos vestigios encontrados allí, como fragmentos de columnas y otras piezas arquitectónicas.

Además, se han descubierto restos de un fortín en una zona conocida como Huerto del Cura, que probablemente servía para proteger los pasos naturales cercanos. También se han encontrado vestigios de asentamientos de la época tardorromana-visigoda en La Mirandilla y sus alrededores.

En el territorio se encuentran vestigios arqueológicos que sugieren la posible presencia visigoda durante los primeros siglos de la Alta Edad Media (siglos VI-VII). Es plausible que con la llegada de los árabes a principios del siglo VIII se haya producido una disminución en la población en toda la región. Aislada entre Extremadura y la despoblada comarca de Montemayor, la Tierra de Béjar estaba bajo la jurisdicción de Ávila en el siglo XIII, pero debido a sus características únicas, pronto comenzó a desarrollarse como un núcleo geográfico y administrativo con identidad propia. Sin embargo, no se separaría realmente de la provincia de Ávila hasta principios de ese mismo siglo, como veremos más adelante.

Fuentes quedó dentro de lo que se llamaba la Tierra de Béjar, y fue incorporada al reino de Castilla, el cual se separó del reino de León en 1157 tras la muerte de Alfonso VII en ese año. El reino de Castilla pasó a ser gobernado por Sancho y el de León por Fernando, lo que marcó el inicio de una larga guerra entre ambos reinos que duró setenta y tres años y finalizó en 1230, cuando fueron unificados bajo el reinado de Fernando III, conocido como el Santo.

A lo largo del tiempo, el río Sangusín o Salgosín, como se menciona en documentos medievales, se convirtió en un importante punto de referencia geográfica para establecer los límites territoriales. En 1189, Alfonso VIII de Castilla definió los límites del concejo de Plasencia utilizando el curso de este río como uno de los puntos de referencia. Los límites seguían la línea marcada por el curso del río Sangusín desde su nacimiento en las proximidades del Campo de la Cruz, en el término de Fuentes de Béjar, hasta su confluencia con el Tormes, constituyendo así el extremo norte del territorio de Béjar.

Bajo el reinado de este monarca, específicamente en 1209, una parte del concejo de Ávila fue segregada y agregada al nuevo concejo de Béjar, estableciendo los límites entre ambos en el río Tormes al norte y en Becedas al sur. Con una extensión de aproximadamente 560,5 kilómetros cuadrados, se configuró el territorio conocido como Comunidad de Villa y Tierra de Béjar, que limitaba al sur con los concejos de Ávila y Plasencia, y al norte con el reino de León.

El hecho de que, durante los siglos XII y XIII, el territorio de Fuentes de Béjar, perteneciente al reino de Castilla, limitara con el reino de León, explica la presencia de varias fortalezas construidas durante la Edad Media, algunas de las cuales se aprovecharon de estructuras anteriores. Una de estas fortalezas se encontraba en el Cerro, al suroeste del pueblo, y también se menciona la existencia de una torre en el Cubillo.

No solo en Fuentes de Béjar, sino también en otras áreas de la franja septentrional de la histórica Comunidad de Villa y Tierra de Béjar, se construyeron diversas fortificaciones, desde simples torres de vigilancia, como la atalaya en Valdelacasa, hasta castillos más importantes, como los ubicados en varios puntos del territorio de La Cabeza de Béjar, especialmente en el Cerro del Castillo, que toma su nombre del castillo medieval. Los restos de estas fortalezas, incluido un aljibe, sugieren que podrían remontarse a los siglos VIII-XII, al igual que otras fortificaciones a lo largo de la antigua frontera entre los reinos de Castilla y León, que estuvieron en conflicto por la posesión de diferentes territorios desde mediados del siglo XII hasta 1230.

Es probable que estas fortificaciones hayan perdido su utilidad como puntos avanzados en la defensa fronteriza a finales del siglo XII o incluso antes. Sin embargo, en Guijo de Ávila, Fuentes de Béjar, Cabeza de Béjar, Cristóbal y Valdelacasa, todavía existen restos de antiguas fortalezas, la mayoría de las cuales se remontan a la época prehistórica, aunque algunas tuvieron un segundo «renacimiento» militar durante la época romana y, posteriormente, en la Edad Media.

Además, en otras localidades cercanas a Fuentes de Béjar, como Ledrada, también se encuentran restos de antiguas torres, con al menos dos ubicadas en su término: una en el centro del pueblo y otra en La Coronita, cerca del río Sangusín.

En el año 1396, Fuentes de Béjar pasó a la jurisdicción de don Diego López de Estúñiga. Este noble era señor de la localidad burgalesa de Frías y, en dicho año, se le entregó a cambio del señorío de Béjar y sus aldeas. En el documento de permuta correspondiente, el monarca Enrique III expresaba: «Por cuanto entre mí y vos, Diego López de Estúñiga, mi justicia mayor, fue tratado y acordado que intercambiaríais la villa de Frías, que es vuestra propiedad, por la villa de Béjar con sus términos (…) Por lo tanto, mediante esta carta, otorgo y reconozco que he intercambiado con vos, el mencionado Diego López de Estúñiga, la villa de Béjar, sus aldeas, términos y todas sus prerrogativas por la mencionada villa de Frías, con sus aldeas, términos, rentas y jurisdicción…»

De esta manera, don Diego López de Estúñiga adquirió pleno señorío sobre Béjar y todas sus aldeas, así como sobre todas las tierras dentro de su jurisdicción, tanto en ese momento como en el futuro. El señorío no solo abarcaba lo existente en ese momento en dichos términos, sino también cualquier desarrollo futuro. Por lo tanto, los lazos de vasallaje establecidos entre los habitantes de Fuentes y los de otras localidades vecinas se extendieron igualmente a sus descendientes.

Como parte de la comunidad bejarana, después de la pérdida del voto en Cortes de Béjar y su subsecuente dependencia de Salamanca en ese aspecto a partir de 1425, hecho que fue favorecido por la transferencia de la tierra de Béjar a manos de los Zúñiga en 1396, Fuentes de Béjar pasó a formar parte del Reino de León.

La relación histórica entre Fuentes de Béjar y los Estúñiga, duques de Béjar, es notable y merece mencionarse debido al control que ejercieron sobre varios lugares de la Tierra de Béjar desde el siglo XV.

El apellido Estúñiga tiene sus raíces en la zona vasco-navarra y también es el nombre de una localidad cercana a Estella. Fue Inigo Ortiz quien introdujo el linaje de los Estúñiga en la corte castellana, y más tarde, los miembros de este linaje recibieron ciertos privilegios del rey Enrique III. Previamente, los Estúñiga habían respaldado a los Trastámara durante la guerra civil en Castilla a mediados del siglo XIV. Enrique III concedió a Diego López de Estúñiga las tercias del Arciprestazgo de Peñafiel y Béjar.

Después, uno de los sucesores de la familia, Don Pedro, falleció en 1453, y el mayorazgo de Béjar y Plasencia pasó a ser heredado por don Álvaro de Estúñiga. Los miembros de esta casa nobiliaria ostentaron el título de Justicia Mayor, y además del ducado de Béjar, poseían diversos bienes en la provincia de Salamanca. Por ejemplo, el castillo de Miranda del Castañar fue mandado a construir a mediados del siglo XV por don Pedro de Estúñiga.

En 1480, los Reyes Católicos otorgaron a los Estúñiga el título de duque de Plasencia en reconocimiento a su participación en la guerra de Sucesión contra Juana «la Beltraneja».

En 1833, se establecieron las provincias tal como las conocemos hoy en día, y Fuentes de Béjar quedó integrado en la provincia de Salamanca, dentro de la Región Leonesa, un estatus provincial que continúa en la actualidad. Forma parte del partido judicial de Béjar.

Documento rescatado del 1947

En 1974, se decretó la unión de Fuentes de Béjar al municipio de Guijuelo, pero posteriormente esta decisión fue revertida, y Fuentes de Béjar recuperó su estatus como municipio independiente.

Cantería

La labor de los canteros de Fuentes de Béjar siempre ha sido muy valorada. Durante siglos, generaciones de maestros en el arte de trabajar la piedra, específicamente el granito, han mantenido y transmitido las técnicas de extracción y labrado de esta materia prima. Han abastecido tanto a la comunidad local como han exportado su producto a otras áreas de la comarca.

La misma nomenclatura del pueblo, con nombres como Los Berrocales, el Cancho Cebadal, el Cancho de las Cañadas, el Cancho de las Hoyas y el Cancho del Navazo, indica la abundancia de material granítico en la zona.

 

Aunque la mayoría de los canteros eran nativos de Fuentes de Béjar, también había otros, principalmente de la zona de Sorihuela, que se dedicaban a este oficio en las canteras del término de Fuentes de Béjar. Se realizaban intercambios entre maestros de ambas localidades, lo que permitía la transferencia mutua de técnicas. Los canteros de Fuentes de Béjar llevaron a cabo su labor casi sin interrupción desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XX, dejando un legado de edificios de excelente calidad que evidencian un profundo conocimiento de este tradicional oficio.

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Ermita de San Blas, conserva trazas del siglo XVIII aunque se considera que su origen es anterior.